miércoles, 4 de septiembre de 2024

También a las otras ciudades... para esto he sido enviado

 Miércoles de la XXII Semana del T.O.

La misión de Jesús acaba de empezar. Tras declarar en la sinagoga el cumplimiento de la profecía de Isaías en su persona, comienzan a producirse los signos del anuncio. La suegra de Simón, enferma, se levanta de manera inmediata. Pero tras ella muchos más enfermos vienen a Jesús. Son los necesitados de médico los que acuden a ser sanados. Pero también aquellos que de un modo u otro están atados y esclavizados sienten la liberación. Y una novedad, la misión de Dios no es solo para el pueblo de Israel. No, el Reino de Dios es mucho más amplio que las fronteras físicas que el hombre se impone.


Reza Laudes en tu dispositivo

Reza Vísperas en tu dispositivo

Lc 4,38-44

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón.

La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella.

Él, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles.

Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando.

De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían:

«Tú eres el Hijo de Dios».

Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.

Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto.

La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos.

Pero él les dijo:

«Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado».

Y predicaba en las sinagogas de Judea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario