Miércoles de la XXVIII Semana del T.O.
Las críticas de Jesús no se dirigen en exclusiva a las autoridades políticas judías o romanas, ni tampoco a las clases sociales más pudientes y poderosas, a aquellas que abusan del poder para conseguir sus propios intereses. La llamada de atención a las autoridades religiosas es dura. Las acusaciones son variadas, pero en el foco es una, el uso de Dios para incrementar la desigualdad obviando que los hijos de Dios se asientan en el amor y no en el cumplimiento de una ley que ha sido superada. Hoy, esa crítica dura a la institución religiosa tiene que servirnos de llamada de atención a estar alerta.
Lc 11,42-46
En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de hortalizas, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios!
Esto es lo que había que practicar, sin descuidar aquello.
¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y los saludos en las plazas!
¡Ay de vosotros, que sois como tumbas no señaladas, que la gente pisa sin saberlo!».
Le replicó un maestro de la ley:
«Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros».
Y él dijo:
«¡Ay de vosotros también, maestros de la ley, que cargáis a los hombres cargas insoportables, mientras vosotros no tocáis las cargas ni con uno de vuestros dedos!».
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