San Francisco Javier
Martes de la I Semana de Adviento
Las palabras de Jesús a sus discípulos
son las palabras que hoy nos dirige a nosotros. En tiempos recios y duros se
necesita recuperar el aliento, la esperanza en lo novedoso del Evangelio. Vivir
con intensidad el adviento que acabamos de comenzar y reconocer que nosotros
vemos y oímos lo que muchos esperaron y nunca vieron. Hemos de sentirnos
dichosos y privilegiados por ser parte de los elegidos de Dios a quienes ha
decidido darse a conocer.
Lc 10,21-24
En aquella hora Jesús se llenó de
alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y
entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha
parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi
Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino
el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Y, volviéndose a sus discípulos,
les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis!
Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis,
y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».
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