jueves, 1 de noviembre de 2018

Alegraos...

Solemnidad de Todos los Santos
Necesitamos hacer un poco más de caso a este evangelio de hoy. Interiorizarlo y hacerlo vida en lo cotidiano. Somos dichosos porque Dios nos ha mirado, y sin embargo caminamos tristes en medio de este mundo. No se nota una especial alegría en el rostro de los creyentes. Sin embargo, son portadores de un tesoro inmenso capaz de transformar la realidad. Leer con ojos de fe este evangelio puede ayudarnos a recuperar la alegría, la de verdad.
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Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

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