San León Magno, Papa y Doctor de la Iglesia
Fácil tentación en el momento que
nos ha tocado vivir. Parece que todo se rige exclusivamente por el poder del
dinero. Las relaciones, los principios y los valores se han visto profundamente
alterados por esta ola de consumismo y de adoración a la moneda. Sin embargo,
de sobra sabemos que no es lo que de verdad hace feliz al ser humano. El hombre
de fe, el cristiano, sabe que en la profundidad de su existencia la adoración
al consumo no es compatible con la exigencia evangélica. En nosotros está
elegir. Dios nos tiende su mano.
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Lucas 16, 9-15
En aquel tiempo, decía Jesús a sus
discípulos:
Ganaos amigos con el dinero de
iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que
es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco,
también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles en la
riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo
ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos señores,
porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y
no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
Los fariseos, que eran amigos del
dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.
Y les dijo: Vosotros os las dais
de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo
que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios.
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