San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia
En la búsqueda de Dios cada día
no es buena pista buscar a los grandes, a los que llenan páginas en los
periódicos y espacios en la tele. Si así lo hacemos nos dejaremos llevar por
los criterios de grandeza de los hombres, aunque esos no suelen llevar a Dios.
A Dios conducen sus elegidos, los más pobres, los desheredados, los invisibles.
Lc 9,46-50
En aquel tiempo, los discípulos
se pusieron a discutir quién era el más importante.
Jesús, adivinando lo que
pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:
-El que acoge a este niño en mi
nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado.
El más pequeño de vosotros es el
más importante.
Juan tomó la palabra y dijo:
-Maestro, hemos visto a uno que
echaba demonios en tu nombre, y, como no es de los nuestros, se lo hemos
querido impedir.
Jesús le respondió:
-No se lo impidáis: el que no
está contra vosotros, está a favor vuestro.
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