No hay duda de que los preferidos de Dios son los desheredados en todas y cada una de sus formas. Aquellos a los que el mundo ha ido haciendo invisibles a través de sus estructuras, son los elegidos para los ojos de quien todo lo ve. Este es el camino indicado para la comunidad cristiana: ¿nos sumamos a las estructuras cegadoras de esta sociedad o a los ojos de Dios?
Lc 6,20-26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:
–Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
–Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
–Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
–Dichosos vosotros cuando es odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del Hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo: porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero,
–¡Ay de vosotros, los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo!
–¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!
–¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
–¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.
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