sábado, 7 de septiembre de 2019

Prisioneros de nuestras propias normas...


Cuánta actualidad tiene el Evangelio de hoy. La historia de la humanidad se ha ido plagando de normas que garanticen la convivencia, pues el hombre ha roto constantemente la armonía inicial. Pero hemos puesto y nos hemos impuesto normas y más normas. Es curioso que finalizado el siglo XX, el tiempo por excelencia para la defensa de las libertades individuales, sigamos prisioneros y esclavos de nuestras propias normas.

Lc 6,1-5
Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano.
Unos fariseos les preguntaron:
-¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?
Jesús les replicó:
-¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados -que sólo pueden comer los sacerdotes-, comió él y les dio a sus compañeros.
Y añadió:
-El Hijo del Hombre es señor del sábado.

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