San Gregorio Magno, Papa y Doctor
La autoridad de Jesús radica en
algo muy distinto a la autoridad que hoy entendemos. El auténtico líder tiene
una autoridad que radica en los principios y en la coherencia vital. El
compromiso de Jesús con la misión encomendada por el Padre es total, hasta
llevarle a la cruz. Hoy nosotros dotamos de autoridad al fuerte que nos impone
temor. Al que avasalla y amenaza. Al ídolo de masas que construyó una imagen
artificial de sí mismo. ¿A quién seguimos y porqué?
Lc 4,31-37
En aquel tiempo, Jesús bajó a
Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente.
Se quedaban asombrados de su
enseñanza, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre
que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces:
-¿Qué quieres de nosotros, Jesús
Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: El Santo de Dios.
Jesús le intimó:
-¡Cierra la boca y sal!
El demonio tiró al hombre por
tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño.
Todos comentaban estupefactos:
-¿Qué tiene su palabra? Da
órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.
Noticias de él iban llegando a
todos los lugares de la comarca.
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