Santa
María, Madre de Dios.
María
observa todo lo que su Hijo despierta en el resto de sus semejantes.
Admiración, esperanza, alegría, y porqué no decirlo, odio en algunos. Y todo
ello va haciendo de María una madre muy rica interiormente. Tanto que Dios le
concedió ser la Madre del Hijo y Madre de la Iglesia.
Lc 2,16-21
En
aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a
José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían
dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían
los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían
visto y oído; todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba
circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el
ángel antes de su concepción.
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