lunes, 20 de enero de 2020

Odres nuevos...


San Sebastián. Lunes de la II Semana del Tiempo Ordinario
Los seres humanos necesitamos ritos, costumbres y hábitos que se repiten en el tiempo. Y con los años a esos ritmos repetidos los llamamos tradiciones. Y de repente convertimos las “tradiciones” en dogmas, verdades inamovibles aunque hayamos olvidado el sentido genuino, el espíritu con que nacieron. Se nos olvida que lo importante es el porqué. ¡Qué difícil nos resulta aceptar lo nuevo! ¡Qué difícil nos parece ver a Dios en lo novedoso!

Mc 2,18-22
En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
-«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?»
Jesús les contestó:
-«¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día si que ayunarán. Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.»

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