sábado, 8 de febrero de 2020

Donde más se necesita...


Sábado de la IV Semana del Tiempo Ordinario
Si algo distingue a Jesús de otros aspirantes a dioses es su enorme sensibilidad con las necesidades humanas. En no pocos episodios de su vida se mostró tremendamente sensible al dolor, la soledad, el cansancio, la injusticia y las dificultades por las que pasa el ser humano. Hoy seguimos pasando por inmensos mares de dolor. Y de los creyentes y de la Iglesia se espera que siga estando atenta y sensible a las necesidades de los hombres, al dolor y la angustia humana que no deja que la felicidad se adueñe de los destinos de los hombres.

Mc 6,30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo:
-«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

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