Lunes de la XV
Semana del Tiempo Ordinario
La dificultad que se avecina para los tiempos de
persecución exige de la primera comunidad que estén dispuestos, con el corazón
alerta y la certeza de los vientos recios que soplan. En los momentos de
dificultad es crucial la adhesión de fe. Solo el sustento de una fe firme hará
posible sobrellevar la dificultad. El Señor no nos va a dejar. En nuestra vida
de hoy también la fe firme en el Señor nos conducirán a una vida plena.
Mateo 10, 34 -
11, 1
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz:
no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su
padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada
uno serán los de su propia casa.
El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no
es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de
mí; y el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí. El que
encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará.
El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que
me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es
profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es
justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de
agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os
digo no perderá recompensa».
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce
discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
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