Miércoles de
la XIII Semana del Tiempo Ordinario
El relato de curación de estos endemoniados se sitúa
en territorio pagano, en un ámbito ajeno a la tradición religiosa judía. Ello
sitúa a todos los creyentes en una óptica distinta. La salvación de Dios no
viene solo a los judíos, es universal. Quizá nosotros sigamos pensando que en
la iglesia se está muy a gusto. Pero nuestra misión, continuadora de la misión
de Jesucristo, va más allá de las fronteras eclesiales.
Mateo 8, 28-34
En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la
región de los gerasenos.
Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a su
encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.
Y le dijeron a gritos:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios?
¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?».
A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba
paciendo.
Los demonios le rogaron:
«Si nos echas, mándanos a la piara».
Jesús les dijo:
«Id».
Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara
entera se abalanzó acantilado abajo y murieron en las aguas.
Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo,
incluyendo lo de los endemoniados.
Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús
y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario