viernes, 26 de marzo de 2021

Se les escabulló de nuevo...

 Viernes de la V Semana de Cuaresma

Seguimos asistiendo a la negación del judaísmo oficial a abrirse a la auténtica dimensión de la fe, vivir según los criterios de la misma. Es curioso cómo las autoridades del judaísmo terminan viviendo de espaldas a lo que proclaman y a gran parte del pueblo de Israel, que desde la sencillez y la humildad viven en su interior y con profundidad aquello que creen. Precisamente ahí si cala la Palabra de Dios. La ortodoxia, tan presentada como garante de la verdad, resulta que si no va acompañada de la vida profunda de fe y se centra solo en la letra de la norma, acaba esclavizando el hombre y alejándose de Dios. ¡Qué prudentes deben ser los líderes y pastores de nuestra iglesia! No sea que acabemos persiguiendo con piedras a nuestro propio salvador.

 


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Juan 10, 31-42

En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.

Él les replicó:

«Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?».

Los judíos le contestaron:

«No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios».

Jesús les replicó:

«¿No está escrito en vuestra ley: "Yo os digo: sois dioses"? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».

Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí.

Muchos acudieron a él y decían:

«Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».

Y muchos creyeron en él allí.

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