jueves, 25 de marzo de 2021

Se turbó ante estas palabras...

 La Anunciación del Señor

Jueves de la V Semana de Cuaresma

Si hay algo que ha resultado sumamente complejo para todos los creyentes de la historia de la Salvación ha sido abandonarse a Dios sin reservas. Bueno, reconozcamos que lo primero que nos resulta difícil es escuchar lo que Dios quiere de nosotros. Vivimos rodeados de tanto ruido, generamos nosotros tanto ruido, que no escuchamos. Pero cuando escuchamos, no siempre nos gusta lo que Dios quiere de nosotros. Por eso María es el modelo de entrega total a Dios, a su obra. Pero es también modelo de escucha, desde el silencio sereno de su profunda vida interior. Por ello, en Cuaresma, le pedimos que interceda por nosotros para que estemos atentos a la palabra de Dios, pero también para que nos dediquemos totalmente a lo que Dios nos pide. En definitiva le pedimos que nos dejemos convertir por Dios.


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Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?».

El ángel le contestó:

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».

María contestó:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

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