Miércoles de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario
Los
fariseos, como todos los que se han puesto al servicio de la religión, tienen
su sentido en el servicio a la comunidad. Pero a veces se confunde el poder con
el servicio. Si Dios se revela en lo pequeño, en lo sencillo y lo cotidiano, es
que Dios quiere hacer la vida más llevadera y con sentido a todos. Señalar,
imponer, cargar no parecen verbos que vayan con la dinámica del Señor.
Lucas 11, 42-46
En
aquel tiempo, dijo el Señor:
«¡Ay
de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de
toda clase de hortalizas, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de
Dios!
Esto
es lo que había que practicar, sin descuidar aquello.
¡Ay
de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y
los saludos en las plazas!
¡Ay
de vosotros, que sois como tumbas no señaladas, que la gente pisa sin
saberlo!».
Le
replico un maestro de la ley:
«Maestro,
diciendo eso nos ofendes también a nosotros».
Y él
dijo:
«¡Ay
de vosotros también, maestros de la ley, que cargáis a los hombres cargas
insoportables, mientras vosotros no tocáis las cargas ni con uno de vuestros dedos!».
No hay comentarios:
Publicar un comentario