Lunes de la XXX Semana del Tiempo Ordinario
Dos
aspectos relevantes del evangelio de hoy. En primer lugar la elevación que hace
Jesucristo de la dignidad humana (y además mujer) por encima de las normas convencionales que nos
atan. La denuncia del despropósito de empecinarnos en la alegría por el mal
ajeno. Tú eliges el camino.
Marcos 10, 46-52
Lucas
13, 10-17
Un
sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.
Había
una mujer que desde hacia dieciocho años estaba enferma por causa de un
espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo.
Al
verla, Jesús la llamó y le dijo:
«Mujer,
quedas libre de tu enfermedad».
Le
impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero
el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso
a decir a la gente:
«Hay
seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en
sábado».
Pero
el Señor le respondió y dijo:
«Hipócritas:
cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre y
lo lleva a abrevar?
Y a
esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no
era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?».
Al
decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se
alegraba por todas las maravillas que hacía.
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