domingo, 10 de marzo de 2024

El que obra la verdad se acerca a la luz...

 IV Domingo de Cuaresma

El encuentro de Jesús con Nicodemo es el encuentro íntimo del Señor con todos nosotros, porque nos agobia el ritmo que nos hemos autoimpuesto en lo cotidiano y porque tenemos dudas. Muchas. Y dudar no es malo. Frente a quienes piensan que un cristiano jamás debe dudar está la madurez de aquellos cristianos que a lo largo de la historia han dado razones para creer después de enfrentarse a dudas existenciales y crisis de fe. Una fe madura pasa por pruebas, se interroga e interpela a la realidad, a Dios y a la Iglesia. Cuaresma nos tiene que ayudar a intimidar con el Señor para salir reforzados en nuestro seguimiento del Señor.


Reza Laudes en tu dispositivo

Reza Vísperas en tu dispositivo

Jn 3,14-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:

«Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.

En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».

No hay comentarios:

Publicar un comentario