sábado, 16 de marzo de 2024

Surgió entre la gente una discordia por su causa...

Sábado de la IV Semana de Cuaresma

Cualquier excusa nos parece justificada para no salir de nuestra zona de confort. Resulta cómodo juzgar al mundo, al vecino y a la autoridad eclesial desde el sofá de casa, cómodamente sentado ante la pantalla y calentitos. El discípulo tiene que estar atento a dos cosas: a la Palabra de Dios que nos interpela cada día y a la dura realidad que nos interroga. Permanecer estáticos es poner excusas. Pero Cuaresma es acción, es activar el movimiento, es arriesgar y es amar, es querer y es comprometerse.


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Jn 7,40-53

En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:

«Este es de verdad el profeta».

Otros decían:

«Este es el Mesías».

Pero otros decían:

«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?».

Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.

Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.

Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron:

«¿Por qué no lo habéis traído?».

Los guardias respondieron:

«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».

Los fariseos les replicaron:

«¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos».

Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo:

«¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?».

Ellos le replicaron:

«¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».

Y se volvieron cada uno a su casa.


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