lunes, 1 de abril de 2024

Alegraos, no temáis...

 Lunes de la Octava de Pascua

Si algo se tiene que notar en el rostro de los cristianos es la alegría. Da igual que otros tengan otros intereses. Da igual que pongan sobre la mesa ofertas suculentas para que vivas sin mirar más allá del horizonte, a la profundidad de tu corazón, a la intensa alegría de tu vida. Lo que tú vives, lo que experimentas, lo que día a día ha llenado tu vida no se puede comparar al silencio interesado de otros. Vive, y hazlo feliz, en plenitud.


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Mt 28,8-15

En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.

De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:

«Alegraos».

Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.

Jesús les dijo:

«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».

Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:

«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros».

Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

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