miércoles, 24 de abril de 2024

El que cree en mí no quedará en tinieblas...

 Miércoles de la IV Semana de Pascua

Qué matices tiene la Palabra de Dios. El Dios de Jesucristo no sanciona ni castiga a aquellos que no acogen su palabra y sus gestos. La opción es libre y la acogida o el rechazo son una posición personal no sancionable. Pero es cierto que quien la rechaza pierde una luz, un sentido para leer la realidad que nos asusta y nos envuelve. ¡Cuánto tenemos que reflexionar sobre esto! ¡Cuántos dogmatismos y fundamentalismos se destruyen desde la palabra en nombre de la cual los hemos creado!


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Jn 12,44-50

En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:

«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.

Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».

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