Miércoles de la I Semana de Cuaresma
No es extraño el enfado o la
decepción de Jesús con sus contemporáneos. Pero igual podría disgustarse con
los creyentes del siglo XXI. Muy dados a emitir juicios inminentes sobre los de
fuera de las paredes de nuestros templos y poco acogedores y misericordiosos.
Sí, no nos engañemos, esta generación no acaba de saber ser fieles, leales y
comprometidos a la vez que acogedores, sanadores y misericordiosos. Cuaresma es
dejar que Dios transforme nuestro corazón y lo enternezca.
Lc 11,29-32
En aquel tiempo, la gente se
apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:
«Esta generación es una
generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo
de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo
será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en
el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque
ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de
Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán
en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se
convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que
Jonás».
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