Viernes de la I Semana de Cuaresma
La justicia de fariseos y
escribas no es más que la justicia de los hombres. La tuya, la mía, la de
todos. La que sale de nuestra forma de sentir y pensar. A veces esa que hemos
consensuado viviendo en sociedad. Pero la de Dios no es así. La de Dios es otra
justicia. ¿Justa? Por supuesto. Pero además está envuelta por la ternura y la
misericordia. Cuaresma es mirar con los ojos de Dios y dejar que él transforme
nuestro corazón para que cada día se parezca más al suyo.
Mt 5,20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Si vuestra justicia no es mayor
que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los
antiguos: "No matarás", y el que mate será reo de juicio. Pero yo os
digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado.
Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el
Sanedrín, y si lo llama "necio", merece la condena de la
"gehena" del fuego.
Por tanto, si cuando vas a
presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano
tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a
reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura
arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue
al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que
no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».
No hay comentarios:
Publicar un comentario