jueves, 20 de marzo de 2025

Recuerda que recibiste tus bienes...

 Jueves de la II Semana de Cuaresma

Si leemos con detenimiento el evangelio de hoy, Lucas no hace un juicio de valor sobre la riqueza Tampoco nosotros deberíamos hacerlo. La riqueza solo es “mala” cuando se apodera del corazón de las personas. Cuando ser rico te impide ver un poco más allá de la montaña de bienes que has ido acumulando. Cuando entre tus prioridades no hay hueco para otra cosa que no sea acumular más y más. En esos casos la riqueza se convierte en un obstáculo para ti, para los demás y para tu relación con Dios. Cuaresme es descubrir cuáles son las prioridades que nos ayudan a construirnos más y más al modo de Jesús.


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Lc 16,19-31

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día.

Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.

Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.

Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.

Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:

"Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas".

Pero Abrahán le dijo:

"Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.

Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros".

Él dijo:

"Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento".

Abrahán le dice:

"Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen".

Pero él le dijo:

"No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán".

Abrahán le dijo:

"Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto"».

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