San Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor
Martes de la II Semana de Cuaresma
La misión del discipulado no es
acumular bienes materiales ni poder. De eso ya se encargan otros. Dios desvela
su identidad en la elección preferencial por los más pobres y, en consecuencia,
no hay otra autoridad que el servicio a los preferidos de Dios. Por eso nunca
se debe entender el servicio en la Iglesia como un poder y ay de aquellos que
así lo entiendan, porque contravienen los deseos de Dios. Cuaresma es revisar
el ejercicio de la autoridad, es ponerse al servicio de la comunidad y caminar
hacia Dios.
Mt 23,1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la
gente y a los discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han
sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero
no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los
cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un
dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los
vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les
gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las
sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame
"rabbí".
Vosotros, en cambio, no os dejéis
llamar "rabbí", porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros
sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a
nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros,
porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será
vuestro servidor.
El que se enaltece será
humillado, y el que se humilla será enaltecido».
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