San Isidoro, Obispo y Doctor
Lunes de la IV Semana de Pascua
La misión del cristiano no se
ciñe a la salvación individual. Ser cristiano es ser en comunidad, vivir para
los otros. La misión principal del discípulo es ser testigo de lo que hemos
recibido, luz, sal, aliento y alimento en medio de esta sociedad.
Mateo 5, 13-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Vosotros sois la sal de la
tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla
fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo.
No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara
para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que
alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los
hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que
está en el cielos».
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