Miércoles de la II Semana de Pascua
Jesucristo es un regalo del Padre
a los hombres y mujeres… es un don en gratuidad. Pero para alcanzar la
salvación es necesaria una opción personal. No basta que Dios se nos dé gratuitamente,
es necesario que la humanidad acepte y asuma salir de las tinieblas, de la oscuridad
y caminar hacia la luz. ¿Estoy dispuesto a salir de mi zona de confort?
Juan 3, 16-21
Tanto amó Dios al mundo, que
entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que
tengan vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al
mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será
juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del
Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz
vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras
eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la
luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad
se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
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