Santiago Apóstol
XVII
Domingo del Tiempo Ordinario
En el día de Santiago Apóstol
el Señor nos invita a reflexionar sobre nuestra vida de cristianos, nuestros
deseos inquietudes y nuestra forma de ser y estar en el mundo, en definitiva
sobre nuestro testimonio. Nos pide que alejemos de nosotros la tentación de
sentir el poder como un privilegio, como un ejercicio autoritario y que
asumamos nuestras responsabilidades vitales como un servicio a los demás. Si lo
asumimos así seremos fermento de una nueva sociedad, del Reino de Dios.
Mateo
20, 20-28
En aquel tiempo, se acercó a
Jesús la madre de los hijos de Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle
una petición.
Él le preguntó:
¿«Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos
míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís.
¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero
sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo, es para
aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello,
se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los
pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre
vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y
el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no
ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».
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