Viernes de la XIV Semana del Tiempo Ordinario
Jesús conoce las controversias
y conflictos a los que se deben enfrentar los apóstoles. Sin embargo, no les
pide que ante la dificultad se rindan, pero tampoco que pataleen y tomen
medidas que conduzcan a sentimientos tan rechazables como la venganza, o la ira
y la violencia. Jesús pide dos cosas: humildad y fe. En el siglo XXI los
conflictos continúan, a veces ocultos en la indiferencia y la apatía. Debemos
identificar nuestras debilidades, pero debemos seguir confiando en Dios y
mostrarnos humildes, como Cristo fue humilde.
Mateo
10, 16-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a
sus apóstoles:
«Mirad que yo os envío como
ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como
palomas.
Pero ¡cuidado con la gente!,
porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán
comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante
ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os
preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os
sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis,
sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano
a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los
matarán.
Y seréis odiados por todos a
causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os
persigan en una ciudad, huid a otra.
En verdad os digo que no
terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».
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