Viernes de la XXXIII Semana del Tiempo Ordinario
Las
clases poderosas de Jerusalén se había apoderado de la gestión de la religiosidad
en todos los ámbitos de la vida de los creyentes. La interpretación de la ley,
la gestión del templo, los gestos y las fiestas. Jesús pone en tela de juicio
las formas, lo accidental, lo externo. Que lo superfluo no te ciegue para ver
lo superfluo.
Lucas 19, 45-48
En
aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores,
diciéndoles:
«Escrito
está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva
de bandidos”».
Todos
los días enseñaba en el templo.
Por
su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo
buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba
pendiente de él, escuchándolo.
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