sábado, 13 de noviembre de 2021

Orar... sin desfallecer

 

Sábado de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario

¿Confiamos en la oración? Es fácil dejarse llevar de la efectividad que se exige en muchos ámbitos de nuestra vida. Y la oración no siempre tiene una efectividad medible. La Oración, el encuentro íntimo con el Señor va transformando al discípulo poco a poco. Por eso es tan importante en la vida del cristiano.


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Lucas 18, 1-8

En aquel tiempo, Jesús, dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.

«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.

En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:

“Hazme justicia frente a mi adversario”.

Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:

“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viviendo a cada momento a importunarme”».

Y el Señor añadió:

«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

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