martes, 9 de noviembre de 2021

No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre...

Dedicación de la Basílica de Letrán 

Martes de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario

Si hay un símbolo del Antiguo Testamento ese es el grandioso templo de Jerusalén construido por Salomón, reconstruido tras el destierro de Babilonia, como fue reconstruida la fe de todo un pueblo. Pero los judíos cerrados a escuchar, ver y sentir no entendieron. Y nosotros hoy ¿entendemos? ¿o seguimos con los sentidos cerrados?


Reza Laudes en tu dispositivo

Reza Vísperas en tu dispositivo

Juan 2, 13-22

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:

«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».

Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito:

«El celo de tu casa me devora».

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:

«¿Qué signos nos muestras para obrar así?».

Jesús contestó:

«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».

Los judíos replicaron:

«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario