San Fabián y San Sebastián
Lunes de la II
Semana del Tiempo Ordinario
Resulta que los discípulos de
Jesús no ayunan. Pero es que resultan que no solo no ayunan, sino que además
suelen comer con personas poco recomendables. Quizá este sea el signo de la
llegada de un tiempo nuevo, marcado por otros criterios, por los de amor de
Dios preferencial por los desheredados, porque Jesús abre el tiempo del reino
de Dios, una estructura mucho más humanizadora que la que había hasta el
momento.
Mc 2,18-22
En aquel tiempo, como los
discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le
preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los
discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?»
Jesús les contesta:
«¿Es que pueden ayunar los amigos
del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con
ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les
arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza
tira del manto -lo nuevo de lo viejo- y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en
odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los
odres; a vino nuevo, odres nuevos.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario