Lunes de la III Semana de Ordinario
¡Qué fuerza ejerce el mal en
nuestro mundo! ¡Y qué fuerza aplica en nosotros! Es posible que nos resulte
fácil ver lo que hace en los demás, en la lejanía, en el mundo y en nuestra
sociedad. Pero hoy es una oportunidad para preguntarnos sobre todo aquello que
nos separa de Dios. En todo eso está el mal y ejerce su innegable fuerza.
Acerquémonos a la palabra de Dios y así fortalecemos nuestros vínculos con el
Padre.
Mc 3,22-30
En aquel tiempo, los escribas que
habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa
a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les
hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a
Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia
dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse
la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un
hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces
podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les
podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero
el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su
pecado para siempre».
Se refería a los que decían que
tenía dentro un espíritu inmundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario