San Ignacio de Antioquía
Si algo le molesta al Señor es
esa doble vara de medir. Tan duros y exigentes con los más humildes y tan laxa
con los intérpretes de la norma. Estos últimos aumentan su espíritu con
máscaras superficiales que esconden el vacío del interior. No estamos nosotros
ajenos a esta tentación.
Lc 11,47-54
En aquel tiempo, dijo el Señor:
-¡Ay de vosotros, que edificáis
mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron!
Así sois testigos de lo que
hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros
les edificáis sepulcros.
Por algo dijo la sabiduría de
Dios: «Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos los perseguirán y matarán»;
y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas
derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de
Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Sí, os lo repito: se le pedirá
cuenta a esta generación.
¡Ay de vosotros, juristas, que os
habéis quedado con la llave del saber: vosotros que no habéis entrado y habéis cerrado
el paso a los que intentaban entrar!
Al salir de allí, los letrados y
fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas
capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.
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