jueves, 24 de octubre de 2019

La dura conquista de la fraternidad...


San Antonio María Claret
Este enigmático texto del evangelista Lucas no implica que la intención del Señor sea de sembrar conflictos, discordia o desunión. No. Más bien al contrario. La intención de Jesús es otra, la unión de toda la humanidad en forma de fraternidad bajo el amparo de un mismo padre, lo que establece una nueva relación de filiación entre Dios y los hombres, un nuevo concepto de la divinidad. Sin embargo, sabe perfectamente que la propuesta que porta no será bien acogida por todos y que ya en su momento estaba generando división y enfrentamientos.

Lc 12,49-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
–He venido a prender fuego en el mundo: ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división.
En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.

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