Cómo nos encanta vaticinar lo que va a ocurrir. En el fondo esta
característica nuestra muestra dos aspectos importantes de la humanidad: por un
lado la necesidad de avanzar y no detenernos en el presente. Por otro, la
enorme inseguridad que demostramos y el anhelo de sentirnos confiados y
seguros. Aquí radica la hipocresía que Jesús denuncia. ¿Por qué cimentar sobre
inseguridades nuestra existencia cuando podemos hacerlo sobre certezas? ¿A qué cárcel tememos?
Lc 12,54-59
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:
–Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida:
«Chaparrón tenemos», y así sucede. Cuando sopla el sur decís: «Va a hacer
bochorno», y lo hace.
Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del
cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar
vosotros mismos lo que se debe hacer?
Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo
posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te
arrastre ante el juez y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en
la cárcel.
Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último
céntimo.
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