San Juan Pablo II
La vida del creyente no consiste
en sentarse a esperar que las cosas acontezcan. La vida de fe es estar
despierto, atento a lo que ocurre, con la lámpara de la fe encendida.
Evangelio según san Lucas 12, 35-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Tened ceñida vuestra cintura y
encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su
señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Bienaventurados aquellos criados
a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se
ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Y, si llega a la segunda vigilia
o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos».
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