Nacimiento de Juan Bautista
Jueves de la XII Semana del Tiempo Ordinario
Juan no dejó indiferente a sus
contemporáneos. Ya desde su nacimiento la pregunta sobre su futuro inquieta a
quienes lo rodean. Más adelante encontrará buena acogida a sus palabras y
también rechazo en algunos. Sus gestos, sus palabras interrogan a los demás. Y
nuestras acciones, ¿interrogan a nuestros contemporáneos?
Lucas 1, 57-66. 80
A Isabel se le cumplió el tiempo
del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el
Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a
circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre
intervino diciendo:
«¡ No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se
llama así».
Entonces preguntaban por señas al
padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su
nombre» Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la
boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron
sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea.
Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué será este niño?».
Porque la mano del Señor estaba
con él.
El niño crecía y se fortalecía en
el espíritu, y vivía en lugares desiertos hasta los días de su manifestación a
Israel.
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