Viernes de la IX Semana del Tiempo Ordinario
La escucha de la Palabra de Dios
no deja indiferentes a los que la escuchan. Porque no se trata de llenar de
contenidos teóricos las cabezas de los oyentes, sino de llenar los corazones.
Quizá por ello quienes de verdad se acercan a la Palabra de Dios se sienten
satisfechos. Nosotros hoy ¿cómo nos acercamos a la Palabra de Dios?
Marcos 12, 35-37
En aquel tiempo, mientras
enseñaba en el templo, Jesús preguntó:
«¿Cómo dicen los escribas que el
Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice:
"Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies".
Si el mismo David lo llama Señor,
¿cómo puede ser hijo suyo?»
Una muchedumbre numerosa le
escuchaba a gusto.
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