Jueves de la XI Semana del Tiempo Ordinario
Nada muestra mejor el amor que
Dios nos tiene que habernos hecho hijos suyos. Y esto tiene tres dimensiones
fundamentales en la vida del creyente. La primera tiene que ver con la relación
a Dios. Vinculado por una relación de filiación. La segunda tiene que ver con
la fraternidad. Y la tercera con la interioridad. Cada vez que rezamos el
Padrenuestro seamos conscientes de estas tres dimensiones de nuestra fe.
Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas
palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán
caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes
de que lo pidáis. Vosotros orad así:
“Padre nuestro que estás en el
cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos han ofenden,
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”.
Porque si perdonáis a los hombres
sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis
a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
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