Jesucristo sumo eterno sacerdote
Jueves de la VIII
Semana del Tiempo Ordinario
Jesús ora al Padre ante la tragedia que se acerca. Y pide
que todos oren con él. La humanidad se enfrenta a su propia trágica
autodestrucción. No reconoce al Mesías, al Sumo Sacerdote definitivo y aboga
por destruirlo. Pero es un paso hacia la victoria.
Mt 26,36-42
Jesús fue con sus discípulos a un huerto, llamado
Getsemaní, y les dijo:
«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó
a sentir tristeza y angustia.
Entonces les dijo:
«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad
conmigo».
Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba
diciendo:
«Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero
no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:
«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad
para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es
débil».
De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo
beba, hágase tu voluntad».
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