Jueves de la X Semana del Tiempo Ordinario
El salto cualitativo para que la sal dé sabor, la luz
aporte matices, la ley llegue a su cumplimiento pleno y los cristianos seamos
semilla de un nuevo mundo se debe asentar en el amor. El amor de Dios cambió el
relato de la historia, el amor de la comunidad creyente dota de sentido a esta
obra nueva por el Reino de Dios.
Mt 5,20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y
fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No
matarás", y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que
se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a
su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo
llama "necio", merece la condena de la "gehena" del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el
altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja
allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y
entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida,
mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al
alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí
hasta que hayas pagado el último céntimo».
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