San Antonio de Padua, Presbítero y doctor
Martes de la X
Semana del Tiempo Ordinario
La sal, como la luz, no solo son elementos imprescindibles
para el desarrollo de la vida humana, sino que además aportan muchos matices.
Del mismo modo, el cristiano también aporta a la sociedad múltiples matices que
humanizan y dan color a la vida de los hombres. Pero nosotros, ¿estamos
aportando ese valor?
Mt 5,13-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se
vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la
gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una
ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del
celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean
vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».
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