Jueves de la V Semana del T.O.
Tras el intento constante de
anunciar la buena nueva al pueblo elegido por Dios desde Abrahán, Jesús se
retiró a la región de Tiro. Es decir, decidió dirigir su anuncio a aquellos que
no habían sido “inicialmente elegidos”. Pero resulta que el Dios de Jesucristo
no es exclusivo de judíos, y parece ser que tampoco de católicos, por muy
religiosos que nos consideremos. Era mujer y pagana. El Evangelio no conoce más fronteras que el no
de los hombres y mujeres, sean de donde sean. Pero si hay un sí, allí la
Palabra del Señor germina.
Mc 7,24-30
En aquel tiempo, Jesús fue a la
región de Tiro.
Entró en una casa procurando
pasar desapercibido, pero no logró ocultarse.
Una mujer que tenía una hija
poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó
a los pies.
La mujer era pagana, una fenicia
de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo:
«Deja que se sacien primero los
hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella replicó:
«Señor, pero también los perros,
debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».
Él le contestó:
«Anda, vete, que por eso que has
dicho, el demonio ha salido de tu hija».
Al llegar a su casa, se encontró
a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.
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