Lunes de la II Semana de Cuaresma
La
misericordia es una de esas asignaturas que el cristiano tiene que experimentar
para después ejercer. Sentirse perdonado, pero justificado y acogido en verdad
es una experiencia que transforma la vida entera. Ello te hace a ti
misericordioso, acogedor y para nada juez de las obras de los demás. Cuaresma
es tiempo de dejarse abrazar por la ternura y la misericordia de Dios.
Hagámoslo.
Lc 6,36-38
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Sed
misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis
juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados;
dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida,
rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».
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