Lunes de la VI Semana T.O.
Cuando
alguien se acerca a Jesús con el desafío de exigir signos extraordinarios que
demuestren cosas, Jesús reconoce que el corazón de esa persona no está
dispuesto a aceptar la verdad de su mensaje. Acercarse a Dios así es poner de antemano
en entredicho la palabra y la obra de Dios. Por eso Jesús rechaza esa actitud.
Porque antes de disponer los sentidos a escuchar ya le hemos juzgado. Quizá
seguimos haciendo lo mismo con Dios y con nuestros semejantes. Juzgar antes de
escuchar. Se nos ha dado una boca y dos orejas. Quizá debemos escuchar el doble
de lo que hablamos.
Mc 8,11-13
En
aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús;
para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús
dio un profundo suspiro y dijo:
«¿Por
qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un
signo a esta generación».
Los
dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
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