sábado, 7 de marzo de 2020

Amarás...


Santas Perpetua y Felicidad. Sábado de la I Semana de Cuaresma
Es una responsabilidad del creyente velar por el bienestar de amigos y enemigos. Dura responsabilidad, pero responsabilidad. ¿Y de dónde proviene? De nuestro bautismo. Por el bautismo somos “hijos” de Dios, en consecuencia todos hermanos. ¿Acaso dejaríamos a nuestro hermano a un lado por una ofensa? No. La enorme recompensa que tenemos los cristianos es el amor. Y el amor más grande es el de quien dio la vida por nosotros. Recuperemos las actitudes que se derivan del amor, porque si hay algo que puede cambiar el mundo es EL AMOR.

Mt 5,43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.
Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestro hermano, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los paganos? Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.

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