V Domingo de Cuaresma
La cercanía afectiva de Jesús a
Lázaro y su familia es evidente. Jesús siente y se acerca con pesar a Marta y
María. Sin embargo ruega al Padre una oración de agradecimiento y pide un
signo, pero no para él, sino para aumentar la fe de los testigos. Así debemos
interpretar la Resurrección de Lázaro. Es la antesala de la resurrección del
Hijo de Dios. Es el Padre quien toma la iniciativa y el creyente responde con
la fe. La resurrección de Lázaro es la antesala de la gran obra de Dios.
Jn 11,3-7.17.20-27.33b-45
En aquel tiempo, las hermanas de
Lázaro mandaron recado a Jesús, diciendo:
-«Señor, tu amigo está enfermo.»
Jesús, al oírlo, dijo:
-«Esta enfermedad no acabará en
la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios
sea glorificado por ella.»
Jesús amaba a Marta, a su hermana
y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días
en donde estaba.
Sólo entonces dice a sus
discípulos:
-«Vamos otra vez a Judea. »
Cuando Jesús llegó, Lázaro
llevaba ya cuatro días enterrado.
Cuando Marta se enteró de que
llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo
Marta a Jesús:
-«Señor, si hubieras estado aquí
no habría muerto mi hermano.
Pero aún ahora sé que todo lo que
pidas a Dios, Dios te lo concederá. »
Jesús le dijo:
-«Tu hermano resucitará.»
Marta respondió:
-«Sé que resucitará en la
resurrección del último día.»
Jesús le dice:
-«Yo soy la resurrección y la
vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree
en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó:
-«Sí, Señor: yo creo que tú eres
el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
Jesús sollozó y, muy conmovido,
preguntó:
-«¿Dónde lo habéis enterrado?»
Le contestaron:
-«Señor, ven a verlo.»
Jesús se echó a llorar. Los
judíos comentaban:
-«¡Cómo lo quería!»
Pero algunos dijeron:
-«Y uno que le ha abierto los
ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?»
Jesús, sollozando de nuevo, llega
al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa.
Dice Jesús:
-«Quitad la losa.»
Marta, la hermana del muerto, le
dice:
-«Señor, ya huele mal, porque
lleva cuatro días.»
Jesús le dice:
-«¿No te he dicho que si crees
verás la gloria de Dios?»
Entonces quitaron la losa.
Jesús, levantando los ojos a lo
alto, dijo:
-«Padre, te doy gracias porque me
has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que
me rodea, para que crean que tú me has enviado.»
Y dicho esto, gritó con voz
potente:
-«Lázaro, ven afuera.»
El muerto salió, los pies y las
manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo:
-«Desatadlo y dejadlo andar.»
Y muchos judíos que habían venido
a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
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